Tengo 26 años y estudio música. Tengo depresión y a veces me preguntan cómo es eso. Acá planeo escribir sobre cómo es mi vida de estudiante, y compartir artículos que encuentre interesantes, para darles una idea de cómo es =)

martes, 25 de agosto de 2015

Cansancio

Hoy tuve un día cansador. Logré ir a todas mis clases y la pasé bien. Por otro lado, tuve dolor de espalda todo el día. Volví con mucho sueño y la cabeza llena de pensamientos tristes acerca de comentarios que la gente hace y me hieren. Imaginé conversaciones y ensayé respuestas. Encontré una buena metáfora. Me fui a bañar y cuando salí dormí 30 minutos, porque no se podía estudiar nada con el sueño que tenía. Me levanté y decidí empezar por la flauta, que es lo más ruidoso.

Estaba medianamente predispuesta para el estudio, aunque un poco preocupada por la hora (20:30). Pero en cuanto quise tocar la primera frase, toda la predisposición se me fue al carajo.

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I really, really don’t want to be doing this.
Por favor, no quiero.

¿Y cuál es la alternativa? ¿Qué es lo que sí quiero?

Sólo… no hacer esto. No hacer lo que tengo que hacer. No ir a clases mañana. No enfrentarme a nada ni ver a nadie. Basta, por favor. Estoy cansada.

Agarro la flauta.

- Mi-fa-sol-la-si…

Viene la escala completa… larga y difícil.
No, no quiero. Basta.
Me invaden las ganas de llorar.
Toco el Re, a modo de final, para escuchar la tónica y que no me quede la sensación de algo que quedó trunco. Pero no me satisface.
Me duele la espalda. Se me caen las lágrimas mientras escribo.
Hoy no tengo ganas de pelear la batalla. Ya basta. ¿Cuánto puede aguantar una persona? ¿Qué quieren de mí?

Tampoco quiero levantarme e ir al piano. Lo pienso. Si no es un instrumento, bien podría ser el otro. Pero no quiero. La sola idea de ir a sentarme al piano me angustia. Me imagino haciéndolo, estudiando… intentando una y otra vez algo que no me sale, como fue la vez anterior. La vez anterior terminó saliendo lo que buscaba… pero el proceso fue frustrante y horrible. Parece que el recuerdo de que ayer al final me salió no es suficiente zanahoria como para convencerme de sentarme ahí otra vez.

No quiero tocar nada. Quiero quedarme acá sentada y quieta.
Pero más que eso, quiero quedarme sentada y quieta sin sentirme tan horriblemente culpable. Sin sentir que la culpa me tapa como una colcha pesada, de esas tejidas super gruesas que sentís que te impiden los movimientos.

Que alguien me ayude, por favor. Quiero que pare. Quiero que deje de doler. Que se me vaya esta sensación horrible de querer andar y no poder, de quedarme quieta y sufrir. Dentro de mi mente, si me muevo, siento como si me clavaran con agujas, como si fuera una tortura. Si me quedo quieta, me relajo… pero me ahogo. La culpa y la derrota me sofocan. Ayuda, por favor. Hagan que pare. Help… Please, help.

Lloro. El Ruludo me oye y viene a verme. “¿Qué le pasa a mi Snor?”, pregunta con cariño. Pero a mí, aún esta simple y amorosa pregunta me molesta. Pienso que me molesta que no lo sepa ya: ¿no sabe que estoy enferma? Pero sé que en realidad, lo que me molesta es mi propia incapacidad de explicarle lo que me pasa. Siento que es imposible, que él pone todo de su parte para entender, y yo pongo todo de mi parte para explicar, aún en medio de mi cansancio y mi angustia, y no se entiende. No se puede entender. Siento que el blog es al pedo, porque estoy tratando de explicar lo inexplicable.

Me dice:

- Entonces no toque flauta ahora.
- No quiero tocar el piano tampoco.
- ¿Por qué se la agarra ahora también con el piano?
- ¡Porque no quiero tocar nada!

Se va. No entiende. No es que “me la agarre” con nada, y me da bronca que piense o imagine eso. No “me la agarro” con nada. No estoy enojada con la flauta y me la agarro con el piano, ni viceversa. Cuando agarro a golpear las teclas, no estoy enojada con el piano, ni ahora con la flauta. Justo antes de que él entrara, tenía ganas de agarrar mi flauta y abrazarla mientras lloraba. Amo a mis instrumentos. Los adoro. Me hace feliz estudiarlos. Pero sufro tanto estudiándolos… y sé que no es lo normal, que no soy yo. ¡Sé que no soy yo! Es la depresión. Lo sé… porque en todo este tiempo, de a poquito voy aprendiendo a diferenciar entre ella y yo. Qué discursos son míos, y cuáles de ella; qué deseos son los míos, y cuáles de ella; qué rechazos son míos, y cuáles de ella. Muuuy de a poquito, voy aprendiendo a conocerla, a dejar de confundirla conmigo. Antes pensaba que todo eso feo era yo.

A ella, básicamente, le disgusta cualquier cosa que a mí me haga bien; por lógica, le disgustan muchas de las cosas que a mí me gustan. Ella detesta que yo me levante a la mañana temprano, porque sabe que, cuando esté tomando mi café en el escritorio y leyendo mi agenda de tareas, voy a estar contenta e ilusionada con empezar el día, feliz por haberme levantado temprano y tener todo el día por delante, como una hoja en blanco. Le disgusta que yo me vista y salga y vaya a clase de Audio, porque sabe que me encanta la clase; detesta que yo vaya a clase de Educación Vocal, porque sabe que ahí veo a mis compañeros, a los que estimo. Y no quiere que los vea. Quiere que me quede en casa y me dice que total a ellos les da lo mismo si voy o no, que ninguno de mis compañeros me quiere y que si dejo de ir nadie me va a extrañar; que ellos no me estiman como yo a ellos.

La depresión detesta, ¡aborrece!, que yo vaya a clase de instrumentos. Cuando estoy ahí, concentra todas sus energías en hacerme sentir miserable, cada vez que no me sale un ejercicio.  La semana pasada me cansó tanto, que casi me voy a la mitad de la clase. Concentra toda su maldad en estas dos clases porque sabe, bien lo sabe, que ningún día me voy a casa más motivada y contenta que los días que tengo las clases de instrumentos. Sabe que voy hecha un trapo y salgo contenta, con ganas de estudiar y hasta con algo de confianza en mí misma.

Hoy estoy demasiado cansada para presentarle batalla. Mientras escribo esto, me vuelve a la cabeza el pensamiento de que algunas personas de mi entorno me criticarían. Dirían que me estoy “dejando ganar”. El sólo pensar que alguien podría pensar eso me llena de angustia y de odio. La gente no tiene ni puta idea de nada. No tienen idea de lo que es este sufrimiento. Pero sus críticas y sus juicios se unen a la voz de la depresión que me dice: “Te gané. Tonta, no me ganaste porque no quisiste.”


Pasó el tiempo y no estudié. Y ahora voy a hacer cualquier actividad recreativa, y tratar de convencerme a mí misma de que no, no soy una cobarde, no soy una pelotuda, y que no… no es un pecado no ganar todas las veces.

lunes, 24 de agosto de 2015

Ratitos de estudio, ep.2: Flauta 22/08

TvTropes es el infierno de los
procrastinadores...(¿o el paraíso?)
Sábado 22/08: Desperdicié toda la tarde en la computadora. En parte escribiendo para el blog, pero en mayor parte leyendo pelotudeces varias en internet. Varias horas estuve en TvTropes. El resto, navegando en Google. Son las 9:30 y estoy desanimada. Pero es sábado: se puede hacer ruido hasta tarde. Decido que voy a empezar por la flauta, que es lo que hace más ruido.

De pronto siento como un poco de miedo. ¿Y si no lo logro? Imagino la partitura, pienso en las notas agudísimas que tengo que practicar… Tengo miedo de que me agarre la chiripiorca otra vez y terminar llorando. Conozco y anticipo el sentimiento de desánimo, de “por favor, que se termine esto de una vez” que me sobreviene cuando estoy estudiando. En el piano a veces se traduce en golpes contra las teclas, o puteadas. En la flauta, que me parece más frágil, con todas esas llaves y cosas que tiene, tiro para el lado del llanto y la angustia. Puteo menos y lloro más. No sé cuál de las dos opciones es peor. Creo que el piano, que liga teclas apretadas con bronca, se lleva la peor parte. Pobrecito, mi bebé.

Voy a buscar la partitura. Miedo. Cuando estoy por hacer algo que me da miedo, a veces rezo. Es una muy simple oración pidiendo ayuda, costumbre que me quedó de cuando era cristiana. Ya hace tiempo que no lo soy, y no estoy segura, ni de creer en Dios, ni de no creer en Él. Pero estas microplegarias se me escapan siempre cuando estoy por hacer algo que me da miedo. Una vez me dijeron que el motivo por el cual a mí me había venido la depresión era porque había dejado de ser cristiana. La gente ignorante que piensa eso, francamente, se puede ir a la reverenda concha de su madre. Dejen las llaves y cierren la puerta, por favor.

Pongo las hojas en la pared, mi atril de pobre XD

- No importa que tus profesores sean pacientes y comprensivos. Igual sos una vaga de mierda. Todo lo que hablás no justifica nada. Te estás agarrando de la depresión para no hacer cosas. Es una excusa para no trabajar.

No, no y no, tarada. Si yo realmente fuera vaga, disfrutaría de no trabajar. En cambio el no poder hacer me llena de tristeza, de culpa, de angustia. Quiero hacer. Quiero estudiar. Quiero tocar. Quiero solfear. Quiero limpiar y cocinar. Quiero, quiero, quiero…

(¿Vieron qué enfermedad de mierda que es la depresión? Me impide hacer cosas, y luego me hace sentir culpable por las cosas que no hice… por culpa de ella! Conchuda retorcida).

Rápidamente intento notas agudas, pero sin expectativas, así que cuando fallo, no me molesta tanto. Lo que sí me jode es el silencio. Ah! Me había olvidado de MyNoise.net. Voy a ponerlo, y ahí veo el cartelito en la esquina inferior derecha de la pantalla. (Ver notas al pie). Concha. Es freetime. Voy a ver facebook rapidito, que no lo vi desde la mañana.

Tengo hambre. Quiero un sándwich de esas milanesas de peceto que hay en la heladera.
Termino de ver facebook y retomo.

Rain a todo lo que da. Relajo. Roto hombros, roto cabeza. Hago una escala desde el Re de la 2da octava. No me salen muy largas las notas. Siento trabajar los músculos de la pancita. Descanso cada 2 ó 3 notas. Llego al Do. Descanso, escribo esto.
Desde el Sol al Re de la 3ra octava, que suena horrrrrorosooo. La afinación hizo fiuuuummm! hacia abajo >_< Salgo y le mangueo a Rulos el deseado sándwich para cuando termine con la flauta. Está jugando videojuegos. Dice que no sabe si será posible.

Quiero, quiero hacer esto de las escalas tooodos los días de acá a marzo del año que viene. Quiero que el año lectivo que viene sea mejor que éste desde el principio.

Re-Re#, (digitación de Mi al aire? ah! me salió de una esta vez), Re#-Mi, Mi-Fa… Me mentalizo de que el próximo seguro salga mal y está todo bien con eso. Faaa-ouch. Faaaa-ouch. En clase me salió: tiene que salir de vuelta. Faaa-ouch… me doy cuenta de que estoy poniendo un dedo mal! Faaa-Fa###! Wiii! =) Escribo y descanso.

Re-Re#, Re#-Mi, Mi-Fa, ah! cierto que tenía que hacer todo dos veces; Mi-Fa, Fa-Fa#. Sol. Casi suena el Si choto. Tengo el cuello todo duro y seguro por eso me duele la garganta un poco. No importa: las notas salen. Focus on the positive!

Pág. 20, ejercicio 5a, dos veces. No tan mal. 5b cuesta más. Estoy cansada. Vamos, ánimo. Mi zanahoria es el sándwich.
Siento la tensión en la muñeca izquierda. Pienso que el motivo por el cual todavía no me agarré una tendinitis es porque hago un pentagrama y relajo, un pentagrama y relajo. Aflojo las manos. Escribo. Aflojo otra vez.

Pag. 21, ejercicio 4a. Jodido. Jodido. Estoy cansada. Tengo hambre. Ouuuch, panza vacía. Lo toco de vuelta. Mejor. 4b. Ouch. Hambre. Lo completo a duras penas. Ni bien se me cae el apoyo de la pancita, se caen las notas. Realmente todo está en el apoyo. Qué lo parió, carajo. De vuelta el arpegiooo, a ver. No. Conchudo! Intento. No sale. Puteo. De arriba hacia abajo sale. Al revés no. Mierda!!

Suficiente por hoy. Logré mi media hora. Voy a comer algo. Qué hambre tengo!!
Todavía me faltan los 30 minutos de piano del día. ¿Los podré hacer?
Mientras caliento la comida (crepe de verdura con bolognesa: el Ruludo se ortivó con el sándwich) y el rico pancito, pienso que me siento de mucho mejor humor que antes de empezar. Hoy gané yo ;)

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Notas explicativas:

1) My Noise: hay un sitio de internet que uso mucho: mynoise.net. Básicamente es un generador de diferentes sonidos, online, que uso para que el silencio de la habitación no me inhiba tanto a la hora de estudiar. Hay muchos sonidos para elegir, pero yo uso el sonido de la lluvia (Rain Noise o Absolute Rain) y, a veces, también el ruido gris (Grey Noise).

2) Freetime: otra cosa que uso es el complemento Productivity Owl para Google Chrome. Su objetivo es limitar tu acceso a internet para que no pelotudees tanto y labures más. Viene en la forma de una lechucita de aspecto adorable, aunque sarcástica y gruñona, que se sienta en una ramita en la esquina inferior derecha de la pantalla. Te da un tiempo fijo para navegar libremente por cada página (yo lo tengo en 100 segundos), al final del cual vuela a través de la pantalla y te cierra la pestaña. Permite configurar una “lista permitida” de sitios permitidos, donde ese countdown no rige, y una “lista prohibida” de sitios que directamente no se pueden acceder. También se configura un tiempo libre o “freetime”, en el que podés navegar libremente. La ramita de la lechuza aparece entonces sin su dueña, y con un cartel que dice “freetime”. 2) Freetime: otra cosa que uso es el complemento Productivity Owl para Google Chrome. Su objetivo es limitar tu acceso a internet para que no pelotudees tanto y labures más. Viene en la forma de una lechucita de aspecto adorable, aunque sarcástica y gruñona, que se sienta en una ramita en la esquina inferior derecha de la pantalla. Te da un tiempo fijo para navegar libremente por cada página (yo lo tengo en 100 segundos), al final del cual vuela a través de la pantalla y te cierra la pestaña. Permite configurar una “lista permitida” de sitios permitidos, donde ese countdown no rige, y una “lista prohibida” de sitios que directamente no se pueden acceder. También se configura un tiempo libre o “freetime”, en el que podés navegar libremente. La ramita de la lechuza aparece entonces sin su dueña, y con un cartel que dice “freetime”. 



domingo, 23 de agosto de 2015

Pensamientos sueltos

  • Cuando tiro al piso el agüita de la flauta, me pongo contenta. Siento que representa el trabajo que hice. Digo contenta: “Agüita, el fruto de mis esfuerzos!” =)
  • Los días posteriores al jueves (el día que estuve tan preocupada por mi mala alimentación) comí un poco mejor. El viernes en casa de mamá comí un omelette y luego un rico plato de pollo con papas y zanahoria muy sabrosos. A la noche le pedí al Ruludo que pidiéramos comida de delivery. Pedimos puré de papa y calabaza (que comí con un resto de kafta y el pancito rico que traen de esa casa) y un crepe de verdura con salsa bolognesa. Eso comí el sábado, tanto al mediodía como a la noche. Estoy muy contenta de comer verdura.
  • Me encantan el piano y la flauta. Estoy muy contenta de estudiarlos. Me gusta estudiar música. Debido a la depresión, que me complica el estudio, la paso mal cuando estoy estudiando. Pero me gusta mucho lo que estudio. Estoy feliz de poder hacerlo =)
  • El sábado a la mañana limpié el kohinoor. Esto es bueno porque generalmente no tengo ganas de limpiar nada.

sábado, 22 de agosto de 2015

Mi temita con la comida

Yo no cocino. Odio cocinar. No es un rechazo común y corriente: es Odio, con mayúscula. Cuando intento cocinar de prepo, termino con un humor de perros. Lo hago con muy mala gana, grandes dosis de puteadas, y mejor que nadie se me acerque en el proceso. Si me ves cocinando, es sinónimo de que la estoy pasando mal y estoy de pésimo humor. Están avisados.

Mi alimentación es bastante pobre. Como muy pocas verduras, casi nada (o nada) de frutas, fideos muy seguido, arroz relativamente seguido, milanesas de pollo y carne, omelettes con queso, y sobre todo, mucho mate cocido, café y galletitas varias. Soy adicta a las papas fritas. Antes me comía un paquete por semana. Ahora, por suerte, estoy comiendo menos.

Tengo un rollo importante con la comida. Si mi novio cocina, como con muchas ganas. No es que no tenga hambre: sí que tengo. Pero cuando tengo hambre y él no está, no cocino. Si estoy en modo muy voluntarioso, hiervo unos fideos y me los como. Si no, hago una taza de mate cocido y la tomo con galletitas, bizcochitos de grasa, madalenas… lo que haya. O café, últimamente tomo cada vez más café, porque siempre tengo sueño (mágicamente cuando quiero estudiar me viene un sueño bárbaro, es como un embotamiento, un estado de no poder ni estar alerta, ni quedarse del todo dormida).

Vivo con mi novio, que labura varias horas… y tampoco es Master en Alimentación. Su propia dieta es bastante pobre, muy poco variada, pero hace lo que puede para que yo coma. Esto incluye hacer todas las compras de la casa y además cocinar por la noche para que al menos una vez al día yo coma algo de comida.

Esta situación me hace sentir re culpable. Me encantaría poder bastarme yo solita, que cuando él venga le pueda contar la rica comida saludable que comí al mediodía. Algunas veces sucede el milagro: de pronto hay un día en que la idea de cocinar no me da asco, agarro y hago aunque sea un arroz con cebollita y morrón, una milanesa al horno… algo. Cuando pasa eso, no espero a que vuelva él: saco la foto y se la mando, muy orgullosa, por whatsapp =) Él se pone contento porque sabe cuánto me cuesta cocinar.

Pero la mayoría de las veces no pasa. De pronto siento hambre… y ni bien pienso en cocinar, se me escapa un gesto de cansancio y bronca. La mera idea de entrar en la cocina me repugna. Siento que me agarra una cosa fea en el pecho de sólo pensar en hacer comida. Aún así, intento pensar… ¿Qué podría hacer? ¿Qué tengo ganas de comer? No se me ocurre nada. Algo salado… pero no sé bien qué. Repaso mentalmente todo lo que hay disponible en la casa para hacer: fideos, arroz, milanesas… Ninguno me resulta apetecible, y menos aún la idea de tener que prepararlos. Me distraigo con otra cosa, con la esperanza boluda de que a lo mejor, al terminar eso, mágicamente se me haya ido la pelotudez y el rechazo por la cocina. Y no, claro que no: cuando terminé de investigar en la compu quién carajo es el guitarrista en el segundo álbum en vivo de Zemfira (una inquietud muy urgente), todo lo que conseguí es: tener aún MÁS hambre, más fastidio por la urgencia de preparar algo, y encima no sé quién carajo es el guitarrista porque la Wikipedia en ruso no dice una goma. Carajo!

Me angustio. Lloro, a veces visiblemente y con lágrimas, y otras por dentro, sin que se me mojen siquiera los ojos. Pienso en que cualquier persona normal iría a cocinarse algo y punto… pero yo estoy acá, sentada agarrándome las piernas y sufriendo, en parte por el hambre, en parte por la falta de voluntad, en parte porque me siento una pelotuda de niveles astronómicos… Podría ir a hacerme unos fideos. Eso no es tan difícil, razono. Pero estoy TAN cansada de comer fideos! Almorcé fideos ayer, y anteayer también…

Pongo la pava y me preparo una taza de mate cocido, que me tomo luego con bizcochitos de grasa. Mi estómago se calma, pero yo no. Sigo sintiéndome una pelotuda. Me siento culpable, además, porque parece que si mi novio no me cocina, no como. Mi novio, viste, el mismo que labura y hace las compras y lava los platos sin decir ni mu cuando vuelve de trabajar y yo no los lavé en todo el día, porque estuve en Facebook o en Wikipedia o en Google o en porongafrita.com. Qué mierda que soy. El pobre pibe labura, compra, cocina… y yo no hago nada. Bah, estudio, se supone… y soy ama de casa, se supone. Todo se supone. Nada es.

A veces a la noche él no tiene ganas de cocinar, o cuelga en la computadora, como debería ser lo normal para una persona que labura afuera. Y yo, en la pieza, tengo hambre y lloro. Por dentro o por fuera. Porque entre lo culpable que me siento, a veces no encuentro la forma simpática de decirle “Tengo hambre. ¿Me hacés de comer?”. No hay voz dulce, elogios o “gracias, muy rico” suficientes: es un abuso, sigue siendo un abuso, un me-das-la-mano-y-te-agarro-del-codo. No quiero pedirle comida. Cuando se acuerde solo, cuando él tenga ganas de cocinar, comeré. Hace tanto por mí, sin quejarse, que hay días en que me siento incapaz de contarle mis necesidades. ¿Cómo explicarle que a veces todo eso no es suficiente? Me da bronca. Me siento mal. Siento que no es responsabilidad de otros alimentarme. Soy adulta y, ya que me bancan económicamente, siento que debería ocuparme yo misma de mi propia alimentación. Pero no puedo. Tengo un rollo con la comida, algo que hace que no pueda lograr esto que es un objetivo desde hace rato. Si mal no recuerdo, alguna vez con mi psicóloga hablamos sobre eso, pero ya no me acuerdo un corno. Pienso. Relaciono. La comida es algo que nutre, es una forma de cuidarse. Si uno se odia… hmmm. ¿Será que no comer es como morirse un poquito? Ahora que lo pienso, tampoco tomo agua.

Él nunca se queja. Creo que se acostumbró a esto en los días cuando yo estaba tan enferma que a veces tenía que ayudarme a desvestirme y meterme en la ducha. Se iba y volvía al rato para ver cómo andaba, y me encontraba sentada en el piso de la ducha, llorando. Cuando lograba bañarme y salir, él me secaba. No recuerdo muy claro aquella época, es medio borrosa. Pero pienso que tal vez por eso no se queja. Vuelve a casa cansado y encuentra los platos sucios y la casa sucia; me pregunta qué almorcé y le digo que fideos con queso crema, o mate cocido, o café con galletitas. Pone cara de desaprobación. Pero no se queja. Al menos no estoy llorando, al menos no me encuentra tirada en la cama con la mirada perdida aunque sea sin llorar, o jugando videojuegos. Es más, hasta le cuento que pude tocar 30 min el piano y lavar una tandita de ropa. Se lo cuento con una sonrisa enorme, voz aguda y moviendo el rabo como un perrito que espera una galleta de premio. Él se pone contento.

Hace ya dos o tres años que hablamos de mejorar nuestra dieta. La de los dos. Pero hasta ahora nunca lo logramos. Tenemos por ahí meses de éxito, aislados. Pero el caso es que para poder comer bien… hay que cocinar. Y yo no cocino, nunca. Porque la sola idea de cocinar me inspira un rechazo tremendo. La sola idea me angustia. A veces pienso que soy una vaga de mierda. Otros, me acuerdo de que tengo depresión y que puede que eso tenga algo que ver.

Quiero que alguien venga y me traiga una tarta de espinaca con ricota y me diga: “Después de comer, ¿dale que tomábamos un café, ponemos música y ordenamos el comedor?”. También quiero no necesitar eso y poder hacerlo yo sola. Poder mantenerme bien alimentada yo solita y sin ayuda. No quiero ser MasterChef ni cocinar hasta la salsa desde cero: quiero irme a dormir todos los días con la satisfacción de que hoy me alimenté bien.


El primer día

[Jueves 20 de agosto, por la tarde. Eventos posteriores al post anterior.]

- Hoy empecé el blog, por fin! Estoy contenta.
- Sí, es verdad. Pero mientras lo hacías, tendrías que haber estado en clase de Senso. Sólo terminaste el blog porque faltaste.
- Si falté fue culpa tuya, forra. No vengas a echármelo en cara ahora.

[Releo el primer post, que empieza: “Me llamo Laura…”. Sucesión de pensamientos:]

- ¡Qué nombre más feo!
- ¿Estará bien empezar con esa frase?
- Esa oración es un anglicismo gramatical. Burra. Asesina del idioma. Snob.
- Ah, mirá, ese párrafo salió lindo.
- El título del blog… está medio choto, ¿no? ¿No parece cursi? Ma’ si, me cago.
- ¡Ahí vaaa!! [hago click en “Publicar”]
- Kyaa, la letra Calibri es re linda  M
e gusta!!
- ¿Quién va a leer semejante mamotrete? Es un embole, una “wall of text”. Ponele fotos.
- Qué paja editar todas las fuentes y colorcitos y porongas. Bueno, al menos ya está empezado. Wiiiii!! =D


[Dos días después, quité las dos entradas y las volví a “borrador”. Pasé horas reacomodando y reeligiendo los colores. Le puse fotos al primero. Me parecieron medio chotas. Las puse igual. Sábado 22/08: el blog está hecho. Wiiii!! =) ]

Senso

(Nota: Sensopercepción es una de mis materias del conservatorio.)

[17:00.]  Va siendo hora de que me levante de la compu y me prepare para ir a Senso
[17:10.]  Salí de la computadora de una vez, carajo
[17:15.]  Ok, me levanté de la silla. Me falta sólo vestirme la parte de arriba. Ouuuch, ¿qué es este ruido de panza?
[17:16.]  No, así no puedo salir. ¿Y si me descompongo, como el día del parcial?

(Panza:) Ggrrrrgrrrgrrr….
(Yo:)  Oh, casualidad, me agarra “la panza” justo cuando estoy por salir. La puta madre.

[17:18.]  Cierto que hace un rato fui al baño. Seguro que no voy a tener problema.
- ¿Segura? Mirá que tomaste café hace poquito…
(Yo:)  Esta forra me va a hacer perder la clase de Senso.

[17:19.]  El día del parcial la pasé tan mal, con ese dolor de panza horrendo en el bondi… Fue horrible.
[17:20:]  A esta hora tendría que estar saliendo. Al carajo: ya estoy casi vestida, ¡ánimo!

(Me saco las remeras de entrecasa y me pongo el corpiño deportivo de ir a clase de Sensopercepción).

Qué bueno que ya me puse el corrector de ojeras y delineador a la mañana, así no pierdo tiempo ahora.

(Me miro en el espejo. Mi pelo está larguísimo: debería haber ido al peluquero hace cosa de un mes. Esta semana el pelo está tan autónomo, que no hay forma de adecentarlo ni para salir a la calle. El martes y el miércoles salí hecha un espantajo; hice como que no me importaba. Pero sí me importaba. Me sentía muy muy fea. Hoy a la mañana para ir a terapia me envolví con una pashmina para tapar el caos inarreglable. Me sentí muy fea otra vez: me quedaba para el orto. En el ascensor me lo saqué. Mi psicóloga ya me ha visto muy crota otras veces. Tengo menos vergüenza con ella en ese sentido. A la vuelta volví con el pelo destapado también. Un horror.)

(Mirándome en el espejo): No, no puedo salir así. No es digno.

(Recuerdo las clases anteriores y cómo estamos interactuando unos con otros todo el tiempo. Nos miramos, bailamos juntos y etc. Pienso en que toda la clase me va a ver “así”. Pienso en mis compañeras y lo lindas que son todas. Me vuelvo a poner la ropa de entrecasa y me siento en la compu otra vez.)

jueves, 20 de agosto de 2015

Ratitos de estudio, Ep. 1: Flauta 19/08

Intento con las escalas y los arpegios y no hay forma de que salgan. Cada vez que la nota no sale, siento como un perro al que se le da un golpe para que no haga más algo. Refuerzo negativo. Así se siente. En vez de ver el error como algo útil para poder avanzar, lo siento como un castigo. No me dan ganas de volver a intentarlo, pero me obligo a intentarlo una y otra vez, hasta que me canso de los castigos. Entonces me tiro en la cama.


- No hay caso. No va a salir. Es inútil que lo intentes.
- Si sigo estudiando, tarde o temprano va a salir.
- Mentira. ¿Cuánto hace que estás con esta unidad?
- Justo hoy el profe me dijo que a los otros alumnos también les costaba esto mismo, y que si seguía dedicándole tiempo de estudio, sí o sí iba a salir tarde o temprano.
- Sí, claro… Eso aplica para los otros alumnos, los normales. Vos no podés: sos perezosa, no te gusta trabajar. Por eso nunca llegaste a nada en la vida.
- No soy perezosa. Estoy enferma. Eso es todo.
- Es al pedo. Mirate: tenés 26 años. Las carreras de música duran 10 o más.
- No importa.
- Sí que importa: imaginate si hubieras empezado a estudiar en la secundaria. O antes, como tu compañera. ¿Dónde estarías ahora? Perdiste el tiempo. Perdiste 15 años de tu vida.
- …
- Hace calorcito acá en la cama. Ahí hay una mantita. Tenés sueño, ¿no?
- …


Siento que sí, tengo sueño, la verdad. Siento que me falta un poco el aire… mi cuerpo no se siente dispuesto para tocar la flauta. Pienso en estar parada y leyendo la partitura, en contraste con la comodidad que siento ahora en la cama. No, no me siento bien…
Me levanto y sigo estudiando. Esta vez agarro los ejercicios de la página anterior, que son sin ligar. Me concentro y entre el esfuerzo de leer y tocar, ya no siento sueño y me olvido de los dolores. Las notas salen, la mayoría de las veces.


- ¡Qué feas suenan! Es un vómito escucharte. Son estridentes y feas.
- …
- Mejor cortalas, no hagas notas largas, así no tenés que escuchar ese sonido tan feo.


Corto las notas, porque no soporto escucharlas. Siempre que las toque yo, suenan feas. Entonces no practico notas largas. La mitad de las veces, el aire no me da para hacerlas. Las otras, las corto adrede para no tener que soportar la tortura de escucharme.

Aclaro que no, no soy Gollum: no escucho voces en mi cabeza, no de la forma tan definida que estoy escribiendo. Más bien son sucesiones de pensamientos. Pero sí: es como tener un monólogo interno bastante malvado, dispuesto a criticar con saña cualquier cosa que yo haga, y que se esfuerza al máximo para absorberme todo asomo de motivación, de voluntad, de cariño o respeto por mí misma. (Al escribir “respeto por mí misma”, siento por un segundo que estoy siendo soberbia, engreída. Como si el respeto propio fuese demasiado para mí, como si no lo mereciera, como si no odiarme equivaliera directamente a ser egocéntrica y agrandada. Me doy cuenta de que es la voz de la depresión hablando, y le digo que se vaya al carajo y escribo: “respeto por mí misma”. Tomá, forra.)

Quitando lo mal que toco, estos ejercicios no salen tan mal. Por lo menos las notas salen. Cada tanto se cae alguna, pero ya no como antes. Hasta salen el Si y Do agudos. Esto me sorprende gratamente. Me pongo contenta. Mi expresión cambia, de cara de culo a una cara más normal. Casi siento una pizca de optimismo en mis ojos.

Pasó la media hora. En el día de hoy estudié media hora de flauta. Mi objetivo está cumplido. Estoy cansada, pero satisfecha. 

Bienvenidos a mi blog!

Me llamo Laura y tengo 26 años. Me diagnosticaron depresión hace casi dos, en 2013. Previo a eso, hubo varios años de mucha tristeza y de no entender por qué me pasaban las cosas que me pasaban. Le atribuía todos mis problemas a fallas de mi personalidad. Ahora que sé que estoy enferma, estoy en el proceso de aprender a comprenderme un poquito más. Estoy en tratamiento y mejoré bastante. Me tomé todo 2014 para recuperarme, y viendo que mejoraba un poco, me animé a empezar a estudiar música. También estudio ruso por hobby. El resto del tiempo, trato de ser algo así como una ama de casa normal, y que no se me venga la casa encima o que no me tape la mugre. Mi novio y mi vieja me bancan en todo.

Estudio flauta y piano hace 4 meses y medio. Todavía no logro incorporar un hábito de estudio. Después de muchos tropiezos, ahora me puse como objetivo estudiar 30 minutos de cada instrumento por día. Veremos qué tal me va.

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Hace tiempo que tenía la idea de empezar un blog donde compartiera información sobre el trastorno depresivo. Como por lo general hago todas mis búsquedas en Google en inglés, siempre termino leyendo artículos interesantes que no puedo compartir con mi familia y amigos porque no están en español. No soy traductora ni tengo conocimientos de traducción, pero me gustaría intentar hacer al menos algún intento, aunque sea muy rústico, de traducirlos para que los puedan leer más personas. Los voy a ir subiendo acá.

Por otro lado, pienso subir relatos y reflexiones sobre mi vida de estudiante y cómo se ve afectada por la depresión. Esto puede ser bastante agobiante de leer y además difícil de entender. Es muy difícil entender la depresión si no se la vivió. Aún si la viviste, las experiencias de cada persona son diferentes. Aunque hay síntomas en común, cada uno los experimenta a su manera. Por ejemplo, hay personas que no sienten ganas de comer o ven reducido su deseo sexual. Yo no tuve esos síntomas. Sí tuve otros que también son muy típicos, como insomnio, deseos de morir, y la siempre presente falta total de voluntad, que para mí, desde MI experiencia, es el rasgo principal y característico de la depresión.

Así como, para quienes no la sufren o sufrieron, la depresión es difícil de entender (con esto quiero decir: difícil de imaginar, de hacerse una idea de cómo es), para nosotros también es difícil explicarla. Muchas veces los que la tenemos ni siquiera nos entendemos a nosotros mismos. Tras mucho leer y al ir pasando el tiempo vas identificando ciertos patrones y empezando a entenderla un poquito más. En medio de todo eso tengo (afortunadamente) gente deseosa de ayudar, pero que no entiende con qué problema está tratando. Ciertos remedios lógicos que funcionan genial para otros problemas, con la depresión no son suficientes, no aplican o, en el peor caso, la empeoran. Por eso creo que está bueno que nos informemos, los de adentro y los de afuera, y que compartamos la información con los demás. Siempre va a haber gente que no quiera informarse y prefiera seguir aferrada a sus viejas ideas, pero este blog es para los que buscan comprender y aprender.

No tengo la posta de nada; no soy psicóloga ni psiquiatra ni nada que me habilite a ponerme en un rol de “educadora sobre la depresión”. Lo único que les puedo compartir son los artículos que encuentre (con sus respectivas fuentes, que ustedes evaluarán para formar su opinión sobre el artículo) y mis experiencias propias, que no necesariamente son las de todas las personas que sufren de esto.

No escribo esto para revolcarme en el barro de mi enfermedad ni para embarrarlos a ustedes. Esto no es una apología de la depresión. Esto pretende ser una ventanita abierta a mi mente para que otras personas que no tienen depresión y que tienen muchas, muchas ganas de saber cómo es (porque tienen un ser querido enfermo y quieren ayudarlo, o porque simplemente quieren informarse y poder ayudar si algún día es necesario) puedan darse una idea de cómo funciona, o una de las tantas maneras en que puede funcionar, la cabeza de alguien con depresión. Que quede claro que no quiero glamorizar este trastorno ni tratar de inspirar lástima ni angustiar a otros. Simplemente busco informar. Y de paso, escribir me parece catártico y me ayuda a ordenar mis pensamientos ;)

Si tenés depresión, es posible que algunas de las cosas que cuente se parezcan mucho a tu experiencia. Espero que te ayuden a no sentirte tan solo (¡somos varios!), que encuentres info útil, y sobre todo que te inspiren a empezar o continuar un tratamiento médico. Yo estoy muy contenta y agradecida de haberlo hecho!


Si no tenés y nunca tuviste depresión: mis relatos tal vez te parezcan muy angustiantes, pero espero que te ayuden a comprender mejor a las personas que sí tienen y tal vez ayudarlos si podés y así lo sentís.